miércoles, 26 de enero de 2011

Perú también elegirá un nuevo Congreso... ¿o un circo?


Fuente: libertaddigital.com

Cantantes, vedettes, actores, militares, deportistas y otros personajillos con oficios o profesiones no determinadas: a grosso modo, este es un pequeño recuento de lo que más ha llamado la atención de las listas al Congreso del Perú que los partidos, organizaciones y agrupaciones han decidido incluir entre sus candidatos. Lo peor de todo es que nadie se salva. No hay lista que no haya sido señalada por los electores y por la prensa, de ahí a que muchos se preguntan si el próximo 10 de abril, además del nuevo presidente del Perú, se elegirá un nuevo congreso o un circo lleno de personajes más propios de diarios sensacionalistas o crónicas sociales o deportivas.

Consultado por Libertad Digital, Fernando Tuesta Soldevilla, analista político y director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica del Perú, indicó que aunque parezca una novedad, "en realidad no lo es" ya que este fenómeno comenzó en el Perú en 1995 cuando una conocida vedette peruana como Susy Díaz -que define además como una persona "bastante curiosa"- fue elegida por el Movimiento Independiente Agrario. Desde su punto de vista, ya entonces se mostró "una debilidad de los partidos políticos con cada vez menos miembros y lideres y dirigentes con experiencia". Ahora hay tantas ex jugadoras de voleibol que "hasta podrían hacer otra vez una selección en el Congreso", bromeó.

Hay tres candidaturas que parecen estar claramente por encima de las demás, según han publicado diferentes empresas de sondeo: Alejandro Toledo, Luis Castañeda Lossio y Keiko Fujimori. Aunque en principio el primer candidato -que ya fue presidente del Perú entre 2001 y 2006- podría ser considerado como el "más serio", su lista de Perú Posible tampoco ha estado libre de sorpresa. De hecho, los rumores apuntaban a que como número uno llevaría a la casi desconocida actriz Ebelin Ortiz, un extremo que fue rectificado a último minuto aunque en su lugar se colocó a Cecilia Tait, una leyenda de la época dorada del voleibol peruano (logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl 88) que ya logró ser elegida en las elecciones de 2006.

En el caso de Luis Castañeda Lossio, ex alcalde de Lima que dejó el cargo con una popularidad cercana al 75%, no deja tampoco de ser curioso. Su lista es ya conocida como la de los X-Men, en referencia a los conocidos cómics de Marvel y porque casi todos sus integrantes son "ex" de muy diversos partidos. Muchos dudan de que exista en su movimiento Solidaridad Nacional una verdadera línea ideológica.


Pero sin duda la que más sorpresa ha levantado entre los tres ha sido la lista de Keiko Fujimori, la hija de 35 años de Alberto Fujimori, que como congresista elegida en 2006 ha sido una de las que más se ha destacado pero por motivos diferentes a los políticos. Durante la presidencia de su padre reemplazó a su relegada madre como primera dama y después estudió en prestigiosas universidades de EEUU, al igual que sus hermanos, sin que hasta ahora se haya aclarado el origen del dinero con el que se pagó su educación. En las últimas semanas ha circulado por internet su informe como congresista: 400 inasistencias, más 180 días por maternidad, más 223 días por 18 viajes al extranjero, entre otros datos más que curiosos.

Pero si su labor como congresista deja mucho que desear, también la lista que ha confeccionado. Ya se ha visto obligada a desembarcar -ante el escándalo que provocó- a Óscar Cáceres, un ex comandante del Ejército sindicado como ex guardaespaldas de Montesinos. El columnista Mario Ghibellini apuntó en la revista "Somos" -editada por el diario "El Comercio" que "el legado político del ingeniero viajero -en referencia a Fujimori- es en realidad indivisible y sale también con hueso". Eso, pese a que Keiko ha intentado deslindarse de cualquier influencia montesinista, una intención que con este ejemplo, parece haber fracasado.

Además de eso, su partido Fuerza 2011 también lleva a viejas glorias del fujimorismo más acérrimo, ausentes desde hace muchos años del panorama político peruano, además de la actual enfermera -sí, ha leído bien- de Fujimori en las dependencias de la Dirección de Operaciones Especiales (DIROES) donde está recluido y del abogado Sergio Tapia Tapia quien defendió al ex militar Telmo Hurtado, uno de los responsables de la matanza de 69 campesinos en la ciudad de Ayacucho, una de las más golpeadas durante el terror de Sendero Luminoso en los años 80 y 90. Para redondear la nómina, además de otros desconocidos, también está Kenji Fujimori, hermano de la candidata, hijo del ex presidente y un joven con una imagen violenta y protagonista de varios vídeos cuando era menor de edad en los que mostraba su vida en Palacio de Gobierno, sus travesuras y sus aventuras con su perro "Puñete".

Tuesta Soldevilla -que además también fue jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electoral (ONPE)- señaló que estas apariciones en el panorama político de personajes de diversa procedencia suelen ocurrir en países "donde hubo un desplome de los sistemas partidistas" y como ejemplo mencionó a Italia -con la presencia de Silvio Berlusconi o la actriz porno Cicciolina- o Argentina, donde aparecieron nuevos políticos como Carlos Reutemann (ex piloto de Fórmula 1) o Mauricio Macri, ex presidente de Boca Juniors.

Tuesta cree que en realidad en el Perú debería haber apenas media docena de partidos políticos en lugar de los 27 de la actualidad y que por esa razón cada uno de ellos elige miembros "con reputaciones dudosas y con una capacidad lejana de dar prestigio al parlamento" que por cierto es una de las instituciones de Estado con más desaprobación en el Perú. Concluye que parece que lo que se quiere es atraer a personas conocidas "con el pan bajo el brazo", en referencia al dinero que debe aportar cada uno de los candidatos, aunque le llaman "contribución", claro. Ejemplo: Castañeda lleva en la segunda vicepresidencia a Carmen Núñez de Acuña, que se hizo conocida por haber aportado -supuestamente- 700.000 soles (unos 180.000 euros) para acceder a ese puesto al que postula. Es decir, como en otros muchos casos, una suerte de inversión que sólo podría verse recompensada con una elección para los próximos cinco años.

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